martes, 11 de septiembre de 2007

Persona, de Ingmar Bergman



He decidido abrir un nuevo blog, que el anterior estaba acumulando telarañas, para poner de nuevo cosas que intentan ser interesantes. Pasaré de presentaciones e iré directamente al grano: críticas de cine. En este caso, y ya que el maestro Ingmar Bergman ha fallecido este verano (el mismo día en que Michelangelo Antonioni también dejaba el mundo, lo cual resulta una inquietante jugada del destino) voy a hablar de una de las películas suyas que más me ha gustado, aunque he visto muy pocas en relación con la magnitud de toda su obra: Persona, estrenada en 1966, y una de las obras cinematográficas más controvertidas y estudiadas de toda la historia del cine. Obviamente lo que yo pueda decir sobre ella es muy poca cosa, pero de todos modos haré un análisis lo más completo posible.

Persona narra la relación entre Elizabeth Vogler (Liv Ullman), una prestigiosa actriz de teatro que sufre una extraña mudez psicosomática y Alma (Bibi Andersson), su alegre y dicharachera enfermera. Después de pasar unos días en el hospital, ambas se instalan en la casa de playa de la doctora jefa y amiga de la actriz, ya que parece que el buen tiempo la ayudará a recuperar el habla. Una vez allí, se desarrolla una intensa relación entre paciente y enfermera: Alma habla sin parar y Elizabeth la escucha mientras le cuenta íntimas anécdotas o le revela las dudas que tiene ante su aparentemente estable futuro como esposa y madre fiel. El asunto se tuerce cuando Alma descubre una carta en la que su paciente se burla de ella, debido a lo cual se siente humillada y traicionada. A partir de ese momento la relación entre ambas se llena de amargura y rencor a la vez que sus respectivas personalidades se mezclan y se confunden en una sola.

Lo primero que llama la atención de Persona es la cuidadísima puesta en escena de Bergman, que logra inquietar y a la vez fascinar al espectador desde el desconcertante comienzo, formado por una sucesión de imágenes inconexas y turbadoras que más adelante vuelven a repetirse sin que el espectador entienda por qué. La fotografía en blanco y negro es una de las mejores que yo haya visto nunca, y le da una ambientación a la película que recuerda más al cine de terror que al drama: los rostros de las actrices están continuamente bañados por unas penetrantes sombras que parece que vayan a devorarlas de un momento a otro, y a esa sensación ayuda el montaje que el director hace de las escenas de conversación, en las que apenas se usa en plano/contraplano, limitándose a enmarcar a Bibi Andersson y a Liv Ullman desde un ángulo y dejar que ellas dominen el plano. Y es en las dos actrices donde reside el gran poderío del filme: ambas realizan dos interpretaciones tan intensas (una sin decir una palabra y la otra hablando sin parar) que obligan al espectador a no aburrirse ni un solo momento, cosa que podía haber ocurrido en manos de peores intérpretes, ya que recitar los complejos y densos diálogos escritos por Bergman y quedar natural es algo muy difícil. Hay momentos que me pusieron los pelos de punta de la desgarradora fuerza que contenían, como la tremenda discusión entre las protagonistas y la posterior escena en la playa, donde la enfermera interpretada por Andersson se derrumba casi por completo.

El problema de Persona (o lo bueno, según se mire) es que no es una película al uso: Bergman se saltó las reglas del cine narrativo normal, y como muestra de ello los 15 minutos finales son crípticos e incomprensibles como ellos sólos, al menos cuando se ve la película por primera vez. ¿Es un sueño?, ¿es una alegoría del estado al que han llegado las dos mujeres?, ¿qué significan las imágenes del comienzo? Daría (y supongo que a lo largo de lo años ya ha dado) para muchos debates y análisis, pero, al igual que en el cine de David Lynch y otros directores experimentales, no creo que es algo con una única interpretación válida: simplemente, cada espectador ha de hacerse su propia idea sobre el film en su cabeza.
Por cierto, ya que acabo de nombrar a Lynch me gustaría comentar que he notado que su obra está muy influenciada por Persona (que el propio cineasta ha definido como una de sus películas favoritas): empezando por Cabeza Borradora (varias ideas visuales suyas me recuerdan a Persona), siguiendo por Mulholland Drive (la relación entre las dos mujeres, una oscura y callada y la otra alegre y conversadora) y acabando por Inland Empire (lo críptico del desarrollo de la trama y el tema del aborto, en ambos filmes muy presente)..

En fin, animo a todo el que me lea a ver esta película única e inimitable, una experiencia cinematográfica completamente distinta a cualquier otra cosa.

3 comentarios:

itur dijo...

buffff... que parrafada!!!
me la leeré mañana que no tengo tiempo.
Hola david!!
soy beñat, de los SuperZorchi.
una preguntilla; antes tenias blog???
cual era???
pasate pormi blog:
http://iturbinho.blogspot.com
y deja comentario, a ser posible

itur dijo...

ya la he leido y me dan ganas de verla,pero no sé si alguien más querrá...

La niña de viento dijo...

Y turri nho!!!..