domingo, 16 de septiembre de 2007

Trailer de Funny Games (2007)



En 1997 se estrenó una de las películas más impactantes y controvertidas de los 90: la alemana Funny Games, de Michael Haneke, uno de los mejores autores cinematográficos de la actualidad, poseedor de una filmografía extraordinariamente sólida cuyo principal tema es la violencia, tanto física como psicológica, que padecen las modernas sociedades occidentales.

La película tenía un argumento sencillo que Haneke explotaba magistralmente logrando crear una obra escalofriante: una familia de clase media-alta, formada por padre, madre e hijo pequeño, se dirige a su casa de campo para pasar tranquilamente el verano. Nada más llegar aparecen en escena dos jóvenes de aspecto sano y agradable que dicen ser amigos de una familia vecina. Bajo el pretexto de que necesitan unos huevos para hacer una receta de cocina Anna, la madre, les deja entrar en su casa, y en ese punto comienza la pesadilla: los dos amigos golpean y dejan inválido a su marido y comienzan a practicar una serie de juegos sádicos con la desamparada familia, que no puede creerse que algo así les esté ocurriendo a ellos.

Funny Games resultaba absolutamente terrorífica sin recurrir a ninguna escena de violencia explícita o mucho menos gore: el hecho de transformar una situación tan cotidiana y normal en un infierno sin escapatoria resultaba insoportable hasta para el espectador más curtido. Por otro lado, el film encerraba una reflexión sobre la violencia y la morbosa fascinación que provoca en nosotros los espectadores y un análisis de los mecanismos de manipulación cinematográficos a través de la escena del "mando", sin duda la más perturbadora y recordada de todo el film.

Pues bien, Michael Haneke, en una maniobra un tanto sorprendente para un realizador tan personal y poco complaciente como él, se trasladó el año pasado a Estados Unidos para rodar el remake americano de su obra. Para elló, ha contado con un reparto de lujo: la bellísima Naomi Watts repetirá el papel de mujer desesperada que bordó Susanne Lothar, Tim Roth encarnará a su marido y Michael Pitt (después de "resucitar" a Kurt Cobain en Last Days) será uno de los dos educados torturadores.
Lo más curioso es que, a juzgar por las imágenes que se ven en el trailer, esta nueva versión parece un calco de la original, sólo que en inglés y con otros actores, pero conociendo a Michael Haneke seguro que no se ha limitado a hacer una obra de encargo (si es que un film con este argumento se puede considerar de encargo), sino una reinterpretación en clave americana de lo que ya mostró. A nosotros solamente nos queda esperar para contemplar otra vez el terrible espectaculo de la violencia sin sentido.

martes, 11 de septiembre de 2007

Persona, de Ingmar Bergman



He decidido abrir un nuevo blog, que el anterior estaba acumulando telarañas, para poner de nuevo cosas que intentan ser interesantes. Pasaré de presentaciones e iré directamente al grano: críticas de cine. En este caso, y ya que el maestro Ingmar Bergman ha fallecido este verano (el mismo día en que Michelangelo Antonioni también dejaba el mundo, lo cual resulta una inquietante jugada del destino) voy a hablar de una de las películas suyas que más me ha gustado, aunque he visto muy pocas en relación con la magnitud de toda su obra: Persona, estrenada en 1966, y una de las obras cinematográficas más controvertidas y estudiadas de toda la historia del cine. Obviamente lo que yo pueda decir sobre ella es muy poca cosa, pero de todos modos haré un análisis lo más completo posible.

Persona narra la relación entre Elizabeth Vogler (Liv Ullman), una prestigiosa actriz de teatro que sufre una extraña mudez psicosomática y Alma (Bibi Andersson), su alegre y dicharachera enfermera. Después de pasar unos días en el hospital, ambas se instalan en la casa de playa de la doctora jefa y amiga de la actriz, ya que parece que el buen tiempo la ayudará a recuperar el habla. Una vez allí, se desarrolla una intensa relación entre paciente y enfermera: Alma habla sin parar y Elizabeth la escucha mientras le cuenta íntimas anécdotas o le revela las dudas que tiene ante su aparentemente estable futuro como esposa y madre fiel. El asunto se tuerce cuando Alma descubre una carta en la que su paciente se burla de ella, debido a lo cual se siente humillada y traicionada. A partir de ese momento la relación entre ambas se llena de amargura y rencor a la vez que sus respectivas personalidades se mezclan y se confunden en una sola.

Lo primero que llama la atención de Persona es la cuidadísima puesta en escena de Bergman, que logra inquietar y a la vez fascinar al espectador desde el desconcertante comienzo, formado por una sucesión de imágenes inconexas y turbadoras que más adelante vuelven a repetirse sin que el espectador entienda por qué. La fotografía en blanco y negro es una de las mejores que yo haya visto nunca, y le da una ambientación a la película que recuerda más al cine de terror que al drama: los rostros de las actrices están continuamente bañados por unas penetrantes sombras que parece que vayan a devorarlas de un momento a otro, y a esa sensación ayuda el montaje que el director hace de las escenas de conversación, en las que apenas se usa en plano/contraplano, limitándose a enmarcar a Bibi Andersson y a Liv Ullman desde un ángulo y dejar que ellas dominen el plano. Y es en las dos actrices donde reside el gran poderío del filme: ambas realizan dos interpretaciones tan intensas (una sin decir una palabra y la otra hablando sin parar) que obligan al espectador a no aburrirse ni un solo momento, cosa que podía haber ocurrido en manos de peores intérpretes, ya que recitar los complejos y densos diálogos escritos por Bergman y quedar natural es algo muy difícil. Hay momentos que me pusieron los pelos de punta de la desgarradora fuerza que contenían, como la tremenda discusión entre las protagonistas y la posterior escena en la playa, donde la enfermera interpretada por Andersson se derrumba casi por completo.

El problema de Persona (o lo bueno, según se mire) es que no es una película al uso: Bergman se saltó las reglas del cine narrativo normal, y como muestra de ello los 15 minutos finales son crípticos e incomprensibles como ellos sólos, al menos cuando se ve la película por primera vez. ¿Es un sueño?, ¿es una alegoría del estado al que han llegado las dos mujeres?, ¿qué significan las imágenes del comienzo? Daría (y supongo que a lo largo de lo años ya ha dado) para muchos debates y análisis, pero, al igual que en el cine de David Lynch y otros directores experimentales, no creo que es algo con una única interpretación válida: simplemente, cada espectador ha de hacerse su propia idea sobre el film en su cabeza.
Por cierto, ya que acabo de nombrar a Lynch me gustaría comentar que he notado que su obra está muy influenciada por Persona (que el propio cineasta ha definido como una de sus películas favoritas): empezando por Cabeza Borradora (varias ideas visuales suyas me recuerdan a Persona), siguiendo por Mulholland Drive (la relación entre las dos mujeres, una oscura y callada y la otra alegre y conversadora) y acabando por Inland Empire (lo críptico del desarrollo de la trama y el tema del aborto, en ambos filmes muy presente)..

En fin, animo a todo el que me lea a ver esta película única e inimitable, una experiencia cinematográfica completamente distinta a cualquier otra cosa.